Nada mejor que el sentimiento de cuando se termina una función (ópera, o lo que fuere) en la sala Ginastera del Teatro Argentino.
Si, cuando se va todo el mundo, se prenden las luces de los asientos ya vaciós, y nosotros, los integrantes del espectáculo, disfrutamos de la función y tenemos tiempo para sacarnos fotos y ver la dimensión de la sala.
Nada mejor...
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